La palabra vintage proviene del Anglo-normando vintage, y éste a su vez del francés antiguo vendage. Por su parte, vendage es una evolución de la palabra latina vindemia (de vīnum "vino" + dēmō "quitar"). Demo a su vez está compuesto de las partículas "de" + "emō" ("obtener").
La utilización de esta palabra por las distintas bodegas para referirse a los vinos producto de sus mejores cosechas ha hecho que su significado haya derivado a todo producto antiguo de calidad. Es el equivalente a retro o clásico en castellano, o de crianza en terminología enólogica. Este anglicismo se utiliza especialmente para referirse a la moda y el diseño posteriores a los años 1900.
Recientemente estrellas como Julia Roberts, Chloe Sevigny, Kate Moss, y Dita von Teese han adoptado el estilo. Otros casos célebres son los de Reese Witherspoon y Penélope Cruz
El auge de la estética vintage se ha visto acrecentado por iconos de la moda como Dita Von Teese visten casi exclusivamente con prendas de segunda mano.
La atracción por lo vintage deriva de las siguientes razones. Exclusividad: La mayoría de los productos vintage fueron producidos en pequeñas cantidades y son menos aún los que han llegado a nuestros días. Calidad: La confección de este tipo de prendas suele ser exquisito. Son artículos caracterizados por su buen hacer, muchas veces de manera artesanal en su totalidad o gran parte de ella. Materiales: Gran parte del género con el que se realizaron en su momento tiene hoy un precio desorbitado. Valor económico: Su precio está muy alejado de prendas similares actuales. Su valor incrementa según la época a la que pertenece, el diseñador que la creó, su buen estado y en algunas ocasiones, incluso, a quién perteneció. Historia: Los consumidores de este tipo de prenda dan gran valor añadido a su carga histórica. De hecho, uno de los lugares para adquirirlos son precisamente anticuarios. Coleccionismo: No todo el público adquiere estos artículos para su uso. En ocasiones se crean auténticas colecciones privadas de diseño por el mero placer artístico de su posesión. Acabado: El gusto por el detalle, desde la hilada hasta los botones o elementos decorativos, está realizado con un esmero del que suele carecer la moda actual. Estilo: Lo vintage está asociado a personas creativas y de gusto refinado.
Tal es el valor actual de lo vintage, que las casas de moda están recurriendo a esa estética en sus nuevas colecciones.
El vintage es una manifestación de la cultura posmoderna. Es producto de la pérdida de fe en el progreso y el desencanto del motor de la innovación propia de la modernidad. Así, en vez de mirar al futuro, se recurre con nostalgia a elementos de eras pasadas, pero carentes de significado original. De esta manera, la moda se sirve del pasado por motivos meramente estéticos, donde se mezclan elementos de distintas épocas y lugares, descontextualizados de su función y razón original.
Algunos elementos que vale la pena considerar a la hora de identificar una prenda vintage se basan en la fecha de ciertos descubrimientos o prácticas comerciales. Por ejemplo, las etiquetas con instrucciones de lavado o los cierres de plástico sólo aparecieron en los años 1960. También se tiene el caso del nailon, que se descubrió en 1935, pero no llegó a Europa sino un década más tarde...
Tal es el valor actual de lo vintage, que las casas de moda están recurriendo a esa estética en sus nuevas colecciones.
El vintage es una manifestación de la cultura posmoderna. Es producto de la pérdida de fe en el progreso y el desencanto del motor de la innovación propia de la modernidad. Así, en vez de mirar al futuro, se recurre con nostalgia a elementos de eras pasadas, pero carentes de significado original. De esta manera, la moda se sirve del pasado por motivos meramente estéticos, donde se mezclan elementos de distintas épocas y lugares, descontextualizados de su función y razón original.
Algunos elementos que vale la pena considerar a la hora de identificar una prenda vintage se basan en la fecha de ciertos descubrimientos o prácticas comerciales. Por ejemplo, las etiquetas con instrucciones de lavado o los cierres de plástico sólo aparecieron en los años 1960. También se tiene el caso del nailon, que se descubrió en 1935, pero no llegó a Europa sino un década más tarde...
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